El accidentado camino para actualizar el acuerdo entre Chile y la Unión Europea

El canciller Alberto van Klaveren y la subsecretaria de Relaciones Económicas Internacionales, Claudia Sanhueza, lideraron la delegación chilena que firmó el Acuerdo Marco Avanzado (AMA), que moderniza los términos del Acuerdo de Asociación que Chile mantiene con la Unión Europea (UE) desde el 2003 (ver A 5).
Sin embargo, cuando se formalizó el cierre político de las negociaciones, en diciembre de 2022, los actores eran Antonia Urrejola como ministra y José Miguel Ahumada como subsecretario. La salida de ambas autoridades de sus cargos, en marzo de 2023, se dio tras un año donde la conducción de la política comercial estuvo marcada por dudas y contradicciones, reflejadas en dilaciones con el TPP11 y el acuerdo recién firmado en Bruselas.
Dilaciones
Una vez que el gobierno del Presidente Gabriel Boric se instaló en La Moneda, una de las materias pendientes para la cartera de Relaciones Exteriores era la modernización del pacto con la UE. El proceso quedó listo tras el cierre técnico de las negociaciones en octubre de 2021, en la administración de Sebastián Piñera. Fueron 13 rondas de negociación iniciadas en 2018 sobre la base de los términos acordados durante el período de Michelle Bachelet.
Sin embargo, en el Ejecutivo buscaron reabrir las conversaciones para modificar parte de lo acordado en 2021. Manifestaron dudas por el grado de autonomía que tendría el Estado chileno para definir prioridades en materia de desarrollo productivo. Por ejemplo, disposiciones respecto de la regulación de precios para los envíos de litio, regulación de inversiones y resolución de controversias.
La preocupación llevó al alto representante de la UE para la política exterior, Josep Borrell, a pedirle públicamente al Gobierno —durante una visita a Chile en abril de 2022— que no reabriera las conversaciones. Los tiempos políticos en la propia UE imponían plazos complejos para avanzar.
Cuando Ahumada lideraba la Subrei, incluso, tildó el cierre logrado por sus predecesores y la UE como un ‘acto comunicacional’. La entonces canciller Urrejola fue más cautelosa.
En la práctica, al final sí se revisaron puntos específicos de los términos del acuerdo bilateral.
El nuevo acuerdo
Desde que Chile y la Unión Europea firmaron el acuerdo de asociación bilateral en 2003, sectores como la industria agrícola y forestal duplicaron sus exportaciones a dicho mercado (ver infografía). Con la firma del AMA, la proporción de productos chilenos que recibirán algún tipo de beneficio arancelario para entrar a la UE aumenta desde 94,7% hasta 99,6% de las líneas arancelarias. De los 918 productos con mejoras de acceso, en la Subrei destacan como los más relevantes al aceite de oliva, las carnes, la leche, productos agroindustriales, preparaciones alimenticias, galletas y granos de cereal, entre otros.
En materia comercial, el acuerdo también contempla ampliar el reconocimiento a indicaciones geográficas de productos agrícolas chilenos y contará con capítulos dedicados a Género y Comercio, Pequeñas y Medianas Empresas, Sistemas Alimenticios Sostenibles, Comercio Digital, Energía y Materias Primas.
Además, establecerá la creación de una Corte de Inversiones bilateral. Al respecto, la subsecretaria Sanhueza destacó que ‘la UE es hoy día el principal inversionista de nuestro país y este acuerdo entrega un nuevo Estado para estas relaciones de inversión. Están interesados en aumentar la inversión, y no solo aumentarla, sino que aumentarla generando valor agregado en nuestro país, que es lo que nosotros como gobierno estamos buscando’.
‘La firma de este nuevo acuerdo permitirá a las empresas chilenas y españolas aprovechar el potencial aún no explotado con los correspondientes beneficios no solo a los inversionistas, sino a la población en general’, expresó el presidente de la Cámara Oficial Española de Comercio en Chile (Camacoes), Miguel Á. García Moreno.
DEMORA
El Gobierno tardó más de un año en el cierre político del acuerdo, tras la etapa técnica.